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EL DÍA MÁS LARGO DEL SIGLO 

Por Diáfano (seudónimo) 

  

  

El día estaba cargado de una especie de vapor distinto. Llevábamos unos  meses de molestias; el televisor se había llenado de la mayor cantidad de  propaganda política y oficialista en toda la historia. Lo más irrisorio es que cada vez la gente entendía lo que pasaba de una manera diferente, y los adeptos honestos al gobierno eran menos. En vez de lograr credibilidad, cada programa  televisivo desacreditando a activistas y artistas, lo que lograba era lo contrario. Creo que los primeros meses de 2021 fueron raros y el descontento social fue aumentando día a día. 

Amén de que en el mes de junio los apagones se habían vuelto costumbre, la  capacidad del cubano de encontrar el chiste a todo lo malo desapareció.  Recuerdo días de 6 y 8 horas de apagón, y casi siempre sin respetar los  mismos horarios que la propia Unión Eléctrica había creado para que las personas se  planificaran. La mañana del 11 de julio estábamos varios familiares en el patio  de mi casa. A las 11 a.m. se fue la luz, sin estar “calendariado”. Raramente llegó muy rápido, en menos de una hora. Me pareció extrañísimo hasta que  empecé a ver videos en las redes sociales de una marcha en San Antonio de  los Baños. Al fin se llenaban de valor unos cuantos y se manifestaban, una  algarabía recorrió mi cuerpo. Mi tío me dijo: se calentó Ariguanabo, y la vecina  gritó: Palma Soriano y Alquízar también. Por eso habían puesto la corriente tan  rápido. 

Era algo que se estaba volviendo masivo, busqué todos los vídeos y cada vez  eran más personas y más pueblos. Bauta no se quedaría atrás, era sabido. Me  bañé y me vestí con la ropa que menos usaba. Le dije a mi abuela que me iría  a ver la final de la Eurocopa para evitarle preocupaciones y salí hacia el centro del poblado. La sensación era muy rara, el pueblo estaba en un sopor, pero se  sentía como el ojo lento del huracán. Un amigo pasaba cerca y me gritó: “pal  Poder Popular ¡dale!” Empecé a caminar por la calzada rumbo al lugar, pero ya  la marea de gente venía caminando en mi dirección. Ni en las más honestas marchas por el 1ero de mayo en mi pueblo había visto yo tanta gente reunida. Casi dos cuadras llenas de personas en una avenida muy ancha. Más de dos mil sin  duda. Todos gritando ¡Libertad! ¡No tenemos miedo! ¡Abajo la dictadura! ¡Patria  y Vida! Del Poder Popular, hacia el Partido, caminamos de una punta a otra del  pueblo. No hubo violencia durante todo el trayecto. No hubo siquiera policías en toda la manifestación, si acaso pocos jóvenes del Servicio Militar que  deben haberlos mandado como observadores más que otra cosa. En el Poder  Popular ningún funcionario dio la cara, en la sede del Partido tampoco. La  gente empezó a decir que irían a la tienda MLC que habían construido recién en el punto más céntrico del pueblo: la calzada, donde está la piquera para coger máquinas hacia La Habana y donde radica el antiguo cine. Nos concentramos todos en la calle en el paseo que conduce del parque central a esa tienda.  Siguieron las consignas, se gritaba ¡Libertad! ¡No tenemos miedo! y ahora  también: ¡Abajo las tiendas MLC! 

Nadie dio un golpe, amén de que las miradas de todos estaban cargadas de  odio contra los policías que ya estaban en las cercanías de la tienda. De la  nada apareció un camión cargado de guardias Boinas Rojas. Saltaron del mismo y la gente empezó a correr despavorida. Se dieron golpes, tonfazos, chorros de spray pimienta. Vi como golpearon en la cabeza a un hombre que estaba de  espaldas y quedé perplejo. Cuando di en sí, empecé a caminar en contra del altercado que se volvió violentísimo en un abrir y cerrar de ojos. No corrí, todo el que corrió fue perseguido por Boinas Rojas, yo no estaba haciendo nada malo, no estaba huyendo, no corrí. Llegando a la esquina del paseo llamado  Sardinet, doblé izquierda y seguí sin mirar atrás. Un breve escalofrío anduvo en  mi espalda cuando escuché los gritos de un joven que lo arrastraban dos policías y él no se soltó de una cerca hasta que le dieron dos golpes en las costillas con las tonfas. Lloré de impotencia. Ellos fueron los que empezaron la  violencia, no el pueblo. Caminé varias cuadras hasta llegar a una casa donde  estaba viendo el televisor una familia conocida, les pedí agua y me dejaron entrar a su sala. Ese momento fue cuando el Presidente dio un discurso rápido y desastroso. La orden de combate estaba dada, según sus palabras. Todos en esa casa nos quedamos boquiabiertos. El pueblo contra el pueblo, eso fue lo  que dijo. Un disparate. Una falta de respeto. Una negligencia. 

Hoy continúan encarcelados varios de los que estuvieron allí, presos injustamente. Otros han sido liberados con sanciones innecesarias. El 11J,  simbolizó la protesta más grande del país en contra del gobierno desde el inicio  de la época “revolucionaria” en enero de 1959. Se demostró el coraje de toda una nación cansada de injusticias, de malas gestiones y de irrespetos. Muchos desarrollaron un miedo a posteriori, otros se convencieron de que “esto” no  aguantaba más. Varios, y ahí incluyo amigos cercanos, decidieron marcharse  para siempre, usando las vías más caóticas y poco expeditas imaginadas. El 11J quedará plasmado en la memoria de todos. Será parte inequívoca  de la historia. Nadie que conoció, vio los videos, o investigó puede sentirse ajeno a esta manifestación. Dar una opinión también es ser parte de ella. Y sí,  fue espontánea, verdadera. Por eso fue tan grande, tan sublime. El año 2021 quedará eternamente en el recuerdo de muchos, sobre todo porque se burló de los calendarios. El 2021 empezó el 27 de noviembre de 2020 y acabó el 15 de  noviembre de 2021; teniendo el 11 de julio como solsticio de verano… el día  más largo del siglo.

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