En la última semana los Ministerios de Cultura y de Relaciones Exteriores, así como la Dirección de Asuntos Consulares y Atención a Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE) dieron a conocer la convocatoria a la edición 2da del festival “Cuba va conmigo”, destinado a artistas e intelectuales cubanos radicados en otros países.

 

Las autoridades cubanas informaron que el evento, que tendrá lugar en la Isla entre el 2 y el 12 de noviembre de 2023, se celebrará en formatos presencial y virtual, con programación en teatros y espacios artísticos de La Habana. Para asistentes tanto cubanos como extranjeros, se organizaran visitas a escuelas de arte y proyectos comunitarios, así como concursos para niños y jóvenes descendientes de cubanos residentes en el exterior. Una parte importante del programa incluye un foro donde se actualizarán y promoverán los proyectos de cooperación y carteras de negocios vinculados al ámbito de las Industrias Culturales y Creativas, según la legislación existente. En consecuencia, las representaciones diplomáticas cubanas invitan a los interesados a suscribirse, mientras promueven el hashtag #CubaVaConmigo.

 

Desde la 1era Conferencia Nación y Emigración (1994) el Gobierno ha intentado captar a la diáspora para su propio beneficio. En aras de utilizar a la comunidad cubana en el exterior para su lavado de imagen, las autoridades han entregado favores mercantiles a emigrados confiables, mientras que coaptan libertades económicas y políticas a la gran mayoría. Por ejemplo, violando el derecho de movimiento y reunificación familiar de emigrados críticos con el sistema, quienes han denunciado sistemáticamente la violación de Derechos Humanos en la Isla, y a los cuales se les niega la entrada.

 

En años en los que el Gobierno ha perdido credibilidad tras los sucesos del 11J y, por consiguiente, existe mayor conciencia internacional de la represión contra cubanos que disienten, caen los números de turistas ingresando a la Isla. Tal revés económico intenta solventarse a partir de este tipo de eventos, destinados a atraer la mayor cantidad de asistentes posibles tanto como forma de recaudación de divisas, como de estrategia de limpieza de imagen.

 

Resulta irónico que un Gobierno históricamente desinteresado en su emigración, con records de criminalización de la misma, que continúa condicionando la entrada al país de sus naturales y mantiene irracionalmente elevados los aranceles migratorios y aduanales, además de que ha reducido drásticamente la inversión doméstica en cultura y preservación del patrimonio nacional, lleve a cabo este tipo de convocatorias de cara al exterior.

 

El ODC apremia a las organizaciones internacionales a rechazar  estrategias maquilladas que utilizan al pueblo cubano como especie de rehén con el que ganar legitimidad. El ODC conmina a la comunidad internacional a entender los riesgos que entraña este tipo de complicidad con el régimen cubano. El ODC recuerda que existen más de 12 artistas presos en las cárceles cubanas, condenados mediante procesos arbitrarios. El ODC denuncia el tratamiento que el Gobierno cubano hace de la cultura en tanto comodín al servicio de sus intereses financieros y como pantalla para mejorar su reputación.