Cineasta que se incorporó al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), desde su fundación en 1959. Sus películas exponían conflictos relacionados con las contradicciones sociales derivadas del proceso revolucionario cubano, por lo que fue cuestionado por la dirección del ICAIC en varias ocasiones. En 1964 la Seguridad del Estado lo secuestró por sostener una relación amorosa con una estudiante de cine norteamericana que visitaba la isla, fue interrogado e incomunicado durante semanas. Bajo el escrutinio permanente del aparato censor habilitado por el gobierno, pudo continuar rodando Desarraigo, con el cual ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de San Sebastián (1965).

 

Con un total de seis películas terminadas, entre documentales y filmes de ficción, en 1968 fue llamado a contar, junto a otros cinco cineastas, por Alfredo Guevara, presidente del ICAIC. Guevara le dio a escoger entre no polemizar la realidad y quedarse en Cuba haciendo cine, o exiliarse a partir de trámites que el propio gobierno canalizaría. Fausto escogió la segunda opción y emigró a Francia. Su nombre fue excluido de gran parte de la historiografía del cine cubano y sus películas fueron prohibidas. Recién empieza a ser descubierto gracias a la gestión independiente de jóvenes artistas e intelectuales cubanos.