El pasado 7 de mayo, el cineasta cubano Daniel Ross Diéguez celebró el premio del Cannes World Film Festival Remember the Future entregado a su obra La espera. La edición de marzo del prestigioso certamen, galardonó en la categoría Drama al primer largometraje del creador oriundo de Guantánamo. La película fue realizada localmente y “entre amigos” aseguró Ross. Habiendo sido rechazada por el llamado Fondo de Fomento para el Cine cubano, otorgado por la institución oficial ICAIC, su realización fue totalmente independiente.

 

Ross es artista plástico de formación, pero trabaja la cinematografía de forma empírica y carece de ingresos por este arte. Su largometraje es también una forma de homenajear al artista Ramón Moya, escultor y pintor guantanamero que en la década de los 80 expuso en el MOMA (New York) y actualmente vive desahuciado y olvidado por las instituciones culturales del país.

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La entrega de la estatuilla de oro (Luciole d’Or) a Daniel Ross no se ha hecho efectiva, ya que el cineasta no alcanzó a viajar a Francia por complicaciones de visado y falta de fondos. Es por ello que el artista pide en sus redes la colaboración de quienes puedan transportar el galardón a la Isla.

 

En los últimos meses el cine independiente cubano ha ganado presencia en los escenarios internacionales. A finales de abril, el polémico largometraje El Caso Padilla, del director Pavel Giroud, obtuvo el Premio Platino de Cine Iberoamericano 2023, en la categoría Mejor película documental. En marzo, el joven cineasta cubano Fernando Fraguela Fosado ganó con El Matadero (2021) la Biznaga de Plata a Mejor Documental, en el Festival de Cine de Málaga.

 

El ODC celebra la visibilidad y las distinciones que está recibiendo el arte independiente cubano en escenarios internacionales, pero  lamenta la falta de voluntad real para fomentar un cine fuera de las ataduras ideológicas impuestas por las instituciones del ramo. Son numerosos los casos de películas que, aún siendo condecoradas en el exterior, son ignoradas dentro de Cuba mientras que sus creadores son invisibilizados.

 

En la profunda precariedad en la que Cuba se encuentra inmersa, es encomiable que creadores independientes continúen realizando arte dentro de la isla, sin respaldo alguno de las autoridades, incluso siendo este obstaculizado en repetidas ocasiones. Es por ello que el ODC exige mayor asesoría, asistencia y apoyo a artistas cubanos, que a pesar de sus talentos, se encuentran aislados por sus circunstancias, y ninguneados por la administración cultural cubana.