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El quinqué es un objeto arraigado a la idiosincrasia cubana, sobre todo después del período especial y los apagones de 12 horas donde el quinqué era el salvador de cada familia, el único modo de alumbrarse por un tiempo prolongado. Sin embargo, hoy en día el quinqué es una herramienta en desuso, un recordatorio de que aquellos tiempos de oscuridad no son muy diferentes del presente. Los años pasan y Cuba sigue en el mismo lugar, detenida en el tiempo, a la deriva. Cuba es un quinqué, es la evidencia ante el mundo de un gastado y corroído sistema que ya no tiene utilidad, que no funciona. Desde su interior, los que la sobreviven ven el exterior como una realidad borrosa, e inalcanzable. No es un país, es una prisión. El pueblo es el combustible del cual se nutre el faro gubernamental para mostrar lo que ellos quieren que el mundo vea. Los oprimen y los hacen conscientes de que no tienen escapatoria y de que son vulnerables para que callen, para mantener su discurso, para que la opinión pública solo vea la luz. Creada el 10 de octubre del 2021. Pertenece a la serie El libro de los gusanos, Capítulo III: El mecanismo.

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