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Nota de prensa N° 58- Observatorio de Derechos Culturales
Sobre la 15 Bienal de La Habana

10 de octubre de 2023

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El pasado 5 de octubre el Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas y el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam hicieron el primer llamado de la 15 Bienal de La Habana, a efectuarse del 15 de noviembre de 2024 al 28 de febrero de 2025.

 

En la conferencia de prensa, directivos de estas instituciones: Fernando Rojas, Daneisy García Roque, Nelson Ramírez de Arellano, y Lisset Alonso presentaron la propuesta conceptual del evento. Bajo el lema “Horizontes Compartidos”, la convocatoria se realiza en torno a la mediación, la colaboración y la interdisciplinaridad, como núcleos principales que apuestan por “trabajar de manera colaborativa (…) y que son capaces de mediar entre diversos estratos y niveles de interacción entre cultura y sociedad”.

 

Los comisarios destacaron también la participación de representantes cubanos de la emigración, y el hecho de realizar un evento de tal magnitud “en circunstancias difíciles”. Además, convinieron en la importancia del mismo para construir nuevas redes de colaboración y aseguraron: “El arte es libre de expresarse en cualquier circunstancia siempre que tenga la posibilidad de existir y ahí radica, esencialmente, un respeto a la diferencia”.

 

Desde 1959 la cultura en la Isla ha sido un vehículo de legitimación doméstica e internacional, así como una vía para exportar los valores políticos del proceso hacia la región latinoamericana. Muestra de ello son los festivales que desde diferentes disciplinas (Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, Bienal de Arte, Festival de Teatro, Feria Internacional del Libro) invitan a artistas e intelectuales a encontrarse en la capital, y cuyas convocatorias y eventos teóricos promueven una narrativa “alterna” y “decolonial”.

 

En esta ocasión, las autoridades culturales convidan a desarrollar proyectos “creativos” y “en conjunto con las comunidades”. Es conveniente recordar que Cuba se encuentra sumida en una seria precarización económica cuya crisis multisectorial, en conjunto con la incertidumbre de sus ciudadanos y la percepción de represión política (legislativa, policial e institucional) han conducido a medio millón de jóvenes cubanos, en los últimos tres años, a emigrar a los destinos más inusitados, inclusive a enrolarse como mercenarios en la invasión rusa a Ucrania. Por tanto, la invitación en estas circunstancias a un evento que se ha deteriorado por la falta de legitimidad de la institución cultural, devenida  herramienta represiva y, por consiguiente, la negativa de muchos artistas cubanos y extranjeros a verse involucrados en él, busca implicar a la sociedad en la manera más básica de ‘pan y circo’; así como también, de paso, delegar responsabilidad en las iniciativas culturales que puedan remozar espacios urbanos descargando al Gobierno de esa responsabilidad no cumplida.  

 

Llama la atención la incongruencia del enfoque “comunitario” de esta otra edición de simulacro inclusivo del arte cubano, mientras extinguen condenas políticas dos artistas del movimiento San Isidro: el artista visual Luis Manuel Otero Alcántara y el rapero Maykel Castillo Pérez’ Osorbo.  Casualmente este proyecto independiente, cuyo eje central radica en incidir, a través del arte, en la transformación social de un barrio popular históricamente postergado por el eslogan de justicia social propagandizado por la Revolución, ha sido hostigado al extremo de encarcelar y desterrar a sus integrantes, los mismos que en 2018 organizaron la Bienal 00 como alternativa a la entonces postergada    13 Bienal de La Habana.

 

Oportunamente, esta Bienal oficialista no tendrá respuesta del arte independiente porque está preso o se tuvo que ir de Cuba.

 

Es necesario apuntar que cada uno de estos eventos tiene un comité revisor que históricamente ha negado la participación de obras o artistas incómodos al discurso oficial. Igualmente, estos programas efectistas son una oportunidad que gana el Gobierno para reformular la memoria cultural cubana mostrando al exterior el tipo de arte orgánico que les favorece, mientras más de 1000 presos políticos adolecen en las cárceles del Ministerio del Interior, más de la mitad de estos juzgados tras las manifestaciones del 11J, y más de una decena siendo artistas cubanos de diferentes disciplinas.

 

El ODC advierte sobre la organización de eventos como la 15 Bienal de La Habana, en medio de la creciente pobreza del pueblo, donde se muestra una producción artística totalmente sesgada y que pretende exportar una falsa idea de política cultural democrática respaldada por la sociedad. El ODC condena el uso de la cultura como dispositivo de legitimación política, así como la ironía implícita en el anuncio de la 15 Bienal aludiendo a un arte “inclusivo” cuando artistas e intelectuales cubanos son continuamente vigilados, perseguidos, encarcelados o expulsados del país.

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